En el curso, además de desgranar las ventajas de la diversidad de los alimentos, también ha dado pautas para elegir de qué planta sacar las semillas. "Hay algunos consejos generales que ayudan, pero probar y probar es a menudo la mejor herramienta para afinar la técnica. De la experiencia se aprende mucho", destaca.
La planta ideal será aquella que tenga una combinación de las siguientes características:
La primera característica a tener en cuenta a la hora de elegir la planta con la que vamos a obtener las semillas es la valoración general de su cultivo. Que haya crecido sana, a buen ritmo y con las características que nos interesan (que tenga buen cuerpo, mucha hoja…).
Agua, clima, plagas… Nos interesará una planta capaz de hacer frente a diferentes condicionantes y obstáculos.
Usar semillas de plantas que han dado buen fruto puede ayudar a combatir amenazas para la salud de los ejemplares futuros.
En función de las necesidades del productor, lo más conveniente será una planta que dé un desarrollo tardío o un fruto temprano. Por ello, recogeremos la semilla de plantas que tengan esas mismas características. Si preferimos que tenga mucha hoja, elegiremos la que crezca rápido, para recogerla más veces. Si preferimos que tenga mayor cuerpo, la de ciclo más largo, por ejemplo.
Para afrontar el cambio de condiciones y los retos que surgen constantemente, la clave es la diversidad genética, también en el caso de los alimentos. Conviene recoger semillas de diferentes plantas y trabajar numerosas variedades, aunque sea por turnos.
Aunque parezca mentira, a la hora de elegir la planta de la que coger la semilla, no conviene elegir la más grande. Aunque parezca contradictorio, podría deberse a alguna alteración en el crecimiento.