A la cala también se le llama lirio de agua, y su nombre científico es Zantedeschia aethiopica (Zantedeschi es el apellido del botánico que trajo esta flor a Europa). El nombre de cala proviene del griego kalos, que significa ‘bonita’. No necesita más que un simple jarrón, para lucir en su máximo esplendor.
La flor, curiosa por ser flor de una sola hoja, adquiere forma de cono y recoge el espádice, eso que vemos en el centro de color amarillo. Aunque nosotrxs lo llamamos flor, en realidad lo blanco es una hoja más. El resto de las hojas son de color verde oscuro, muy largas y anchas. La flor puede crecer hasta un metro y medio. Se cultiva mucho para luego utilizarla como flor cortada. Son muy fáciles de cuidar y aunque son simples, dan un toque muy elegante a las casas. ¡Seguro que los has visto en casa de tus padres o de tus abuelxs!
Como todas las flores, las calas también tienen su simbología: se consideran flores de pureza y compasión, y representan belleza, aunque se dice que también dan suerte. En cuanto a su historia, las calas pertenecen a la época griega y romana, donde se asociaban a las fiestas y al placer, porque la forma de la flor puede parecerse a una copa para beber.
Tal y como hemos dicho antes, en el Mercado de Tolosa puedes encontrar calas en muchas mesas los sábados, y te los puedes llevar a casa como flor cortada, de decoración. Te dejamos unos consejos para cuidar las calas:
TIP: no pongas las flores al lado de las frutas. Los gases que emiten las frutas hacen que las flores maduren, y eso, hace que las flores se marchiten antes.