El muérdago se trata de una planta que podemos encontrar en los troncos de los frutales, especialmente en manzanos, perales y robles. La flor es de color amarillo suave y los frutos parecen pequeñas uvas blancas (¡son venenosas!). No tiene raíces en la tierra, vive en los troncos de otros árboles, robándoles su sabia. No es ni de la tierra ni del cielo. Y si los árboles unen el cielo y la tierra, ¿no será el muérdago una planta mágica? Al menos aseguran que es un protector y curativo mágico!
Seguro que habrás visto esta rama verde colgada en varias puertas de caseríos y casas del País Vasco durante todo el año. Según la tradición, se trata de una planta protectora y curativa. Abundan los textos, citas y costumbres en torno a sus virtudes.
Dicen que es símbolo de la paz, planta protectora contra toda brujería, que evita incendios y que cura enfermedades. También se dice que sirve para abrir todo tipo de puertas (de los sueños, del infierno, de cualquier casa), pero también para ahuyentar las pesadillas y predecir el futuro. Hay muchos que asocian esta planta con la fertilidad de la mujer; y cómo no, con el amor. Seguro que has escuchado este mito más de una vez: si una pareja se besa bajo el muérdago, su amor durará eternamente. Hoy en día la tradición se mantiene para rendir homenaje al solsticio de invierno y para atraer la buena suerte y la salud a nuestras casas.
Para eso tenemos que colgar el muérdago en la puerta principal de nuestra casa. Hay una condición: el muérdago no debe de tocar el suelo el ningún momento; y que, como hemos dicho antes, es una planta que vive “entre la tierra y el cielo”. Dice la leyenda que el poder mágico de el muérdago proviene de su origen: se cree que aparece cuando un rayo pega en un árbol, porque es un momento en el que simbólicamente la tierra y el cielo se unen.
El ramo se debe mantener colgado hasta el día de Santa Lucía (13 de diciembre), el día más corto del año. Después de habernos protegido durante todo un año, debemos quemarlo y poner uno fresco. No pasa nada si no lo has hecho el 13, pero se suele hacer en vísperas a las fechas de Navidad, para entrar con el pie derecho al nuevo año. También hay familias que hacen este cambio en el solsticio de verano.
Eso sí, dicen que vale más si te lo regalan (y además no se comercializa). ¡Ya sabes!